Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible

REHABITAR 5+6: Puertas adentro

Como su nombre sugiere, la exposición Puertas adentro pretende mostrar las posibilidades que los interiores de nuestras viviendas ofrecen, y cuáles son los mecanismos que les permiten ser reutilizados de maneras distintas a las que convencionalmente estamos acostumbrados. Esta optimización del interior de nuestras casas conlleva el cuestionamiento de la tradicional dicotomía espacio servidor/espacio servido, que tan alienante ha resultado para la arquitectura moderna y contemporánea. Si dejamos de lado esta rígida clasificación, llegamos a la conclusión que estos espacios servidores (recibidores, distribuidores, pasillos, cocinas, baños, estancias de servicio o trasteros) mediante reformas de mayor o menor envergadura, pueden llegar a convertirse en espacios servidos y alcanzar unas prestaciones incluso mejores que las que pueden ofrecernos el salón-comedor o las habitaciones. Uno de los objetivos de la exposición Rehabitar 5+6 es, pues, elevar estos espacios servidores a otra categoría; desvincularlos de su mera función de tránsito o de servicio para que sus usos sean cuanto menos equivalentes o similares a los que tradicionalmente se otorgarían a dormitorios, salas de estar o comedores.

En esta reconversión de los espacios servidores en servidos la situación, distribución y cualidad de la cocina juega un papel fundamental. Si cocinar es una actividad social y familiar, nos preguntamos qué sentido tiene separar la cocina del comedor; qué sentido tiene unir el comedor y la sala. La cocina es un claro ejemplo de un ámbito que se ha seguido pensando como una habitación de servicio, a pesar de que los hábitos de las últimas décadas han evolucionado en dirección opuesta.

Según el consejo de la arquitecta francesa Catherine Clarisse, reformar la cocina significa poder poner en ella una mesa. Esto implica trasladar a la cocina otras actividades. En una buena mesa se puede comer, pero también hablar, hacer los deberes o leer. La mesa en la cocina está en el origen de los cambios que, sin duda, se desencadenarán; es el camino para dejar de ver la cocina como una pieza de servicio.

Reubicar la cocina y el comedor en el centro de la casa y trasladar las habitaciones a las fachadas sería un grado más en la estrategia para convertir, precisamente, los espacios de acceso, de servicio y de tránsito, en zonas de relación abiertas al pasillo. Al revés de lo que está sucediendo actualmente, la parte central de la vivienda, por lo general ventilada a través de patios de servicio, se destinaría a zona de convivencia-comedor comunitario, reforzando su funcionamiento con una cocina abierta, dotada de una buena mesa. Esto significa disolver la zona de estar en una pieza de paso y comunicación de la casa, utilizando su superficie para dar lugar a una o dos habitaciones más, situadas en la fachada. El incremento de esta serie de estancias, directamente iluminadas y ventiladas al exterior y mínimamente equipadas, ofrece la posibilidad de su utilización por otros colectivos, alternativos a la familia tradicional. Grupos de estudiantes, personas ya licenciadas con trabajo esporádico, inmigrantes con oficios similares, etc. harían un uso mucho más efectivo de las salas, habitaciones y servicios de las viviendas construidas durante las últimas décadas del siglo pasado.

La reformulación de las características y el número de puertas del interior de nuestras viviendas es otro de los mecanismos imprescindibles para que esta optimización y transformación de usos se pueda llevar a cabo de manera muy económica. Una puerta no debe convertirse sólo en el elemento que permite el acceso a una habitación. Por sí misma puede aportar elementos o mecanismos que mejoren sus prestaciones: ventanas, espejos, pizarras, portezuelas, mirillas, rejas, artilugios, mobiliario, etc. Las puertas pueden subdividirse, doblarse -dando lugar a armarios-, abrirse parcialmente para permitir la visión y la entrada de luz o abatirse para jugar al ping pong.

Pero también el número de puertas que se abren en los interiores de las viviendas y su situación estratégica pueden contribuir a ofrecer otras posibilidades en la utilización y calidad de las estancias en las que se encuentran. Contra la opinión generalizada de anular y suprimir puertas, el hecho de añadir más de las necesarias abre nuevas perspectivas al uso de las viviendas, dotándolas de más ambigüedad y, por tanto, aumentando su flexibilidad y potencial sin incrementar su superficie. Probablemente, añadir una puerta o cambiarla de sitio es una de las reformas más sencillas a realizar.